Nicaragua fija en 50 kilómetros por hora la velocidad máxima y genera reacciones diversas.

La Policía Nacional de Nicaragua fijó este martes en 50 kilómetros por hora (31,1 millas por hora) la velocidad máxima permitida para conductores en las carreteras de los 153 municipios nicaragüenses.
La Policía nicaragüense impuso esos nuevos límites de velocidad por orientación del copresidente de Nicaragua, Daniel Ortega, quien hace 15 días planteó la necesidad de reducir el límite de velocidad de entre 90 a 100 kilómetros por hora a entre 50 y 60 kilómetros por hora en las carreteras con el fin de evitar mayores muertes en accidentes de tráfico.
«Tenemos que hacer un plan donde no se pueda correr en las carreteras. Poner un límite que no puede ser de 90 ni de 100 kilómetros por hora”, anunció Ortega a inicios de este mes.
Las nuevas velocidades permitidas a conductores a partir de este martes son, en carreteras, de un máximo de 50 kilómetros por hora para los conductores de transporte privado o público de carga o pasajeros. Anteriormente era de 80 kilómetros por hora.
Para los vehículos particulares la velocidad máxima pasará de 100 kilómetros por hora a 50 kilómetros por hora.
Y conductores de motocicletas, 40 kilómetros por hora. Además, la Policía prohibió transportar a niños como pasajeros en motocicletas.
A partir del pasado martes 17 de junio, la Policía Nacional de Nicaragua ha implementado la normativa.
La reacción de la población nicaragüense, en particular en la ciudad de Estelí, ha sido diversa. Un considerable número de ciudadanos ha expresado su aprobación hacia estas nuevas restricciones, argumentando que podrían tener un impacto positivo en la reducción de accidentes y muertes en las vías. Sin embargo, también reconocen que la implementación de este nuevo reglamento obligará a ajustar sus rutinas diarias, ya que deberán salir más temprano de sus hogares para poder llegar puntualmente a sus destinos.
Por otro lado, hay quienes han manifestado su inquietud ante las limitaciones impuestas, especialmente en lo que respecta al transporte de menores en motocicletas. Muchos padres y madres han señalado que el uso de este medio de transporte era esencial para el traslado diario de sus hijos a los centros educativos, al tiempo que representaba un ahorro significativo al no tener que recurrir a servicios de transporte escolar o taxis.
En el ámbito digital, las redes sociales han sido un foro de debate activo, donde se pueden observar opiniones encontradas. Si bien algunos usuarios consideran necesarias las acciones tomadas para mitigar los accidentes, otros han señalado su inconformidad por los efectos colaterales que esto conllevará, tales como el aumento en el gasto de combustible, el riesgo de sobrecalentamiento de motores y el incremento en los tiempos de traslado, lo cual podría propiciar situaciones de somnolencia al volante. La población espera así una evaluación exhaustiva sobre la efectividad de esta medida.
Asimismo, los transportistas nicaragüenses han levantado su voz de preocupación respecto a esta nueva normativa, destacando que el límite de velocidad supondrá un incremento en sus gastos operativos debido al mayor consumo de combustible y a la extensión de los tiempos de traslado. Estos cambios obligarán a muchos a reprogramar los horarios de sus recorridos, lo que podría repercutir en la eficiencia de sus operaciones y, por ende, en su rentabilidad.
Las cooperativas de buses interlocales, en particular, han advertido que el nuevo límite de velocidad podría ocasionar retrasos adicionales y un mayor riesgo de multas por incumplimiento de horarios.
Ortega reconoció en su momento que esas medidas podrían generar inconformidad en el sector transporte de carga y de pasajeros debido a que le generará pérdidas por tardanza, pero, insistió, en que “vale más la vida de un ciudadano que un camión con mercadería”.
Con 1.392 fallecidos en 2024, los accidentes de tráfico se ubicaron entre las primeras 6 causas de defunción en el país centroamericano, de 6,8 millones de habitantes.
En 2023 un total de 623 personas murieron en las carreteras de Nicaragua, y 642 en 2022, según datos del Ministerio de Salud.