Prisión perpetua para femicida de capilla del Hospital Militar
El suceso ocurrido el 21 de agosto en Managua, donde Geovanny Alexander Fonseca Mendieta asesinó a su expareja, Erika Judith Martínez, de 34 años, ha puesto de manifiesto la problemática del femicidio y la violencia de género que afecta a las mujeres en Nicaragua.
La sentencia de prisión perpetua revisable dictada por la jueza Henriette Casco Batres fue dictada ocho días después que Fonseca admitió su culpabilidad el 10 de octubre, para evitar un juicio que podría haber expuesto aún más los detalles de sus acciones.
Al analizar este caso, se observa que el homicidio fue premeditado; Fonseca esperó pacientemente a Martínez fuera de su lugar de trabajo, el Hospital Militar Escuela «Doctor Alejandro Dávila Bolaños», y la obligó a entrar en la capilla del centro médico, el cual se convirtió en el escenario de un acto violento donde la asesinó.
La brutalidad del ataque, que incluyó 31 puñaladas, evidenció el control y maltrato que había ejercido sobre ella durante su relación. Se destaca que, tras la ruptura en febrero, Fonseca continuó acosando a Martínez, mostrando un patrón de comportamiento característico de muchos agresores que no aceptan la decisión de sus parejas de finalizar una relación.
El momento en que los vigilantes y miembros del Ejército encontraron a Martínez gravemente herida, Fonseca reía perturbadoramente y confesaba su crimen.
Martínez, madre de dos hijos, perdió su vida en un acto que no solo le costó a ella su existencia, sino que también dejó a sus descendientes sin el apoyo vital de su madre.
Al menos 60 mujeres nicaragüenses han sido asesinadas en lo que va de 2024.De acuerdo con la organización feminista Católicas por el Derecho a Decidir, 47 de las víctimas fueron asesinadas en Nicaragua y 13 en el extranjero.