Feligresía católica de Nicaragua celebra el Miércoles de Ceniza.

Publicado por admin el 17 de febrero, 2021
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Los católicos de Nicaragua celebraron hoy el Miércoles de Ceniza sin su máximo símbolo, como es la marca de la cruz en la frente que establece el inicio del tiempo de Cuaresma, debido a la pandemia de la covid-19.

Por primera vez en la historia reciente de Nicaragua, un país de mayoría católica, las frentes marcadas con cruces de ceniza no predominaron en las calles y en su lugar fue más común ver cabezas manchadas de gris, ya que las cenizas fueron esparcidas sobre las cabezas de los creyentes, por orientación de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, con sede en Roma, para prevenir contagios de la covid-19.

El obispo de la diócesis nicaragüense de Granada (sureste), Jorge Solórzano, alentó a sus fieles frente a la novedad. “¡Ánimos! Es una aventura preciosa que merece la pena vivir. Déjate sorprender por Dios en este tiempo de búsqueda y preparación. De todo corazón, ¡feliz Cuaresma!”, dijo.

Por su parte, el rector de la Catedral de Managua, Luis Herrera, llamó a los feligreses a “buscar una auténtica conversión del corazón”, e hizo énfasis en el ayuno, la oración y la caridad, “especialmente con el necesitado”.

Los fieles acudieron a los sacerdotes para recibir las cenizas sobre sus cabezas, pero otros, como en la parroquia Jesús de la Divina Misericordia, en el sur de Managua, esperaron en sus lugares mientras el sacerdote Leonel Alfaro pasaba por cada uno de ellos haciendo el nuevo ritual.

Pero no todos los párrocos siguieron las recomendaciones romanas.

En la icónica Basílica y Santuario de la Inmaculada Concepción de María, en el municipio El Viejo (noroeste), el padre Jaime Ramos mantuvo la tradición de marcar la cruz de ceniza en las frentes de los creyentes, aunque antes de hacerlo se puso su mascarilla y pidió “no hablar”.

Tal como solicitó el cardenal nicaragüense Leopoldo Brenes, en su misa del domingo pasado, las medidas de bioseguridad en los templos fueron cumplidas fielmente, ya que los católicos utilizaron mascarillas y pusieron en práctica el distanciamiento social.

Contrario a otros años, cuando los creyentes se aglomeraban en las parroquias desde la salida del sol, para recibir la marca de la cruz y llegar a tiempo a sus centros de trabajo, en esta ocasión las sedes católicas se observaron despejadas, según constató Efe.

Desde que el coronavirus fue detectado en Nicaragua, en marzo pasado, el Episcopado ha insistido a sus feligreses en que deben protegerse, y ha tomado medidas drásticas para evitar aglomeraciones, incluyendo la suspensión de tradiciones que se han celebrado por siglos en el país.

Para el cristianismo, la Cuaresma representa los 40 días que Jesucristo pasó en el desierto, practicando ayuno y abstinencia, antes de dedicarse al evangelio.

Para los creyentes católicos se trata de un momento de conversión y preparación, para elevar la fe.

Según datos oficiales, el 58,5 % de los 6,5 millones de habitantes de Nicaragua, profesan la religión católica.



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