94 nicaragüenses fueron deportados de EE.UU.

Jessica Molina fue una de las más de 40 personas que ayer se apostó en uno de los portones de la Fuerza Aérea, bajo el inclemente sol, a esperar que saliera su padre Mauriel, quien fue deportado de Estados Unidos por estar ilegal.

Mauriel se fue hace cinco meses con la esperanza de mejorar su vida, pero fue detenido en Arizona, donde estuvo detenido y ayer regresó.

Mientras que las caras de la mayoría era de felicidad porque se iban a abrazar, sin importar que la travesía fue truncada, la de Molina era de preocupación porque su padre participó en una media docena de marchas azul y blanco en Nicaragua, y el gobierno de Daniel Ortega ha criminalizado las protestas cívicas. Pero no tuvo problemas. Bajó del avión y pasó a un auditorio donde le tomaron los datos a todos los deportados y después fueron montados en un bus que los llevó a dos puntos céntricos de la capital.

Otras personas que no han participado en manifestaciones contra el gobierno y que a quienes esperaban llevaban varios años en territorio estadounidense, se mostraron tranquilos; pero hubo al menos tres casos que no fueron entregados de inmediato a la familias. Antes se llevaron a la Dirección de Auxilio Judicial (DAJ) porque tuvieron otros problemas en Estados Unidos.

“Mi hijo aparece en la lista negra, de los que van a Auxilio Judicial. Pero yo sé porqué es. Empujó a su pareja allá y ella lo denunció. Por eso lo deportaron”, asintió una señora que se abstuvo de brindar su nombre.

Dos buses fueron utilizados para sacar de la terminal aérea a nicaragüenses que vinieron este miércoles deportados de Estados Unidos. Las autoridades tardaron su salida por la presencia de medios independientes.